martes, 15 de febrero de 2011

La fotografía, ¿es arte?

Admito que la sola pregunta es capaz de suscitar sorpresa, rechazo o hasta, quizá, indignación. La duda planteada en el título, casi como poniendo en tela de juicio el carácter artístico de la fotografía provocará encono palermitano, levantará sublevaciones de anteojos cuadrados y ofenderá a muchos más, dada la excepcional expansión de esta actividad en los últimos años, que torna arbitrario este recorte si se quiere superficial de sus adeptos.
Por otro lado, si bien este debate resulta añejo (se mantiene prácticamente desde el surgimiento de la propia fotografía), en la actualidad pareciera haber un consenso social y académico en otorgarle el rango de arte a la fotografía, cristalizado entre otras cosas en las numerosas exposiciones fotográficas en museos, etc.

Es evidente que en el planteamiento de esta cuestión, en seguida se vislumbra un inconveniente primordial: la definición del arte mismo.
¿Qué es arte? ¿Y qué no lo es? Debido a esta aparente nebulosa, se han llegado a exponer como obras de arte latas de sopa (la famosa obra del norteamericano Andy Warhol), perros moribundos (la polémica muestra del costarricense Guillermo Vargas), ablación del propio clítoris (como exhibió en su momento una artista peruana que visitó Argentina hace un tiempo y cuyo nombre no recuerdo y tampoco logro rastrear mediante el omnisciente Google) y otras representaciones de dudoso gusto y valor artístico.

Las definiciones “poéticas”, “artísticas” o mismo “sociológicas” del arte son infructuosas para un abordaje concreto y puntual del tema, como el que pretendemos hacer, por lo cual ni siquiera vale la pena traerlas a colación.
Entiendo por arte entonces, de manera sucinta para este abordaje preciso, algo bello creado o representado por un ser humano con la finalidad de agradar, es decir, erigir un objeto o una cosa que encante, siendo ese el fin en sí mismo. De este modo quedan excluidas las creaciones de animales (por ejemplo un panal de abejas o una tela de araña), ya que son pura disposición instintiva de un organismo que no sabe lo que hace y que obviamente no lo realiza con un fin estético ni tiene la capacidad de percibir belleza, así como también excluyo una cosa bella producida por un hombre pero sin ese propósito (por ejemplo que alguien lance diez latas de pintura a la casa de un ser que detesta con la única intención de humillarlo y agredirlo, pero como resultado deje una hermosa morada bizarra con un bonito collage psicodélico de colores estridentes). Este caso es complicado porque el resultado sin dudas es una obra de arte, ya que un observador ajeno no puede advertir si ha habido intención o no del que lo ha hecho, sólo aprecia la belleza producida, pero de ninguna manera se le debe atribuir talento, destreza, buen gusto, genio creativo o mérito artístico alguno a quien le ha salido eso. Es obra, no de arte, sino de la casualidad. Este sujeto ha cimentado azarosamente una producción estética, pero no es un artista. 

Hemos mencionado entonces cuatro atributos que a nuestro criterio un verdadero artista debería tener: talento, destreza, buen gusto y genio creativo. Expliquemos brevemente cada uno de ellos.
- El talento es innato. Es un don que la naturaleza brinda, una disposición y facilidad natural para desempeñarse en alguna de las bellas artes.
- La destreza se adquiere a fuerza de práctica. Se aprende, no es innata. Se enseña en las escuelas, en los talleres, en los conservatorios, en la academia. A ello se dedican los maestros, a transmitir la habilidad y el oficio para ejercer un arte. Claro que les resultará mucho más fácil adquirir la destreza a aquellos que han nacido con el talento.
- El buen gusto es un concepto complejo, tal vez discutible. Tiene que ver con la sensibilidad para percibir lo bello, pero en ocasiones puede considerarse subjetivo y personal. Una cosa puede ser captada como bella por uno y no por otro. ¿Quién tiene más autoridad al respecto? ¿Cómo se define objetivamente lo bello? Este es precisamente el principal problema de la Filosofía Estética.
Prácticamente en todos los niveles de la vida, la sabiduría y el conocimiento provienen de la experiencia. En este caso quizá podría decirse algo similar, tiene más autoridad en determinado arte la opinión de quien mayor experiencia tenga en el mismo. Así, en las artes plásticas, tendrá más atribución quien haya visto atentamente más cuadros y esculturas. En música, quien ha oído mayor cantidad y variedad de canciones y melodías. En literatura, quien más ha leído, y así sucesivamente. Por supuesto que esto es debatible, y aún así, dos personas que conozcan ambos muchísimo sobre un arte, pueden disentir sobre una obra en particular. Hay factores subjetivos, culturales, sociales e íntimos en el gusto personal de cada hombre. Este es un asunto complejo y para abordarlo apropiadamente quizás habría que remitirse y reflexionar sobre Metafísica de la Estética, el origen, la naturaleza y los fundamentos primarios de lo bello, lo cual no haremos aquí, desde luego.
- Por último, el genio creativo tiene que ver con la capacidad de inventar y crear. La imaginación para generar obras nuevas. Es también una capacidad innata, pero luego es posible que se pueda adquirir técnica y oficio para establecer ciertas “fórmulas” y criterios en el proceso de la creación.

Si bien todas las aptitudes mencionadas son importantes, considero al genio creativo tal vez el más fundamental, ya que de él depende la creación de obras inéditas, es el don que se encarga de agregar nueva belleza al universo, proporciona objetos bellos que antes no existían. Embellece el mundo de una manera original y creativa.
A mi entender, un artista que tiene todo pero carece de genio creativo, es un artista de alguna manera inconcluso. Es un reproductor de belleza, no un creador. Quien tiene talento, destreza y buen gusto, puede reeditar formidablemente la belleza creada por terceros, pero si a eso no suma genio creativo, no añadirá belleza nueva al tesoro artístico humano. Es muy meritorio, ya que otros ni siquiera podemos hacer eso, reproducir pulcramente la belleza creada por otro, pero estimo que mis palabras no serán objetadas si afirmo que es aún más loable aquél que ha creado un objeto novedoso y ha añadido belleza inédita a la existencia. 

Los Danger Four son geniales, hacen covers de los Beatles a la perfección, con una habilidad, un talento y un encanto deslumbrantes. Son artistas con todas las letras, pero ¿acaso alguien duda que los Beatles son infinitamente más grandes y laudables?
Es decir, dentro del arte y los artistas, hay niveles. En todas las artes, se puede inventar algo nuevo o reproducir algo ya creado por otro. Siempre es más meritorio, valoro yo, quien añade algo nuevo de belleza en el mundo.
De este modo, el que prácticamente inventa un nuevo género musical distinto a todo lo que se había oído anteriormente, es más loable que una banda que hace rockanroll stone. Esa banda de rockanroll stone, es más meritoria que un conjunto que hace covers de los Rolling Stones, y dentro de las bandas que hacen covers, son más loables las que reversionan y agregan elementos y enfoques nuevos o modifican las canciones originales, que aquellas que hacen una reproducción “textual” de los temas.
En las artes plásticas, es más meritorio el que crea desde su imaginación un objeto nuevo y desconocido en la Tierra, que aquel que copia un paisaje o un retrato, ya que además del talento, la destreza y el buen gusto, está empleando su genio creativo (el arte abstracto es más meritorio que el realismo, sencillamente por su mayor complejidad creativa, lo cual no significa que el arte abstracto sea más bello que el realismo).
En literatura, es más loable quien inventa una historia fantástica que el que narra una crónica de la realidad, o el que “engorda” el Aleph de Borges u ordena alfabéticamente el Martín Fierro (esto, amén del talento y la cadencia con que se plasmen las palabras en cada caso).
En cine, es más meritorio quien filma su propia creación original que el que reversiona un clásico o adapta un libro. Y dentro de quienes hacen eso, como mencionamos anteriormente con la música, son más meritorios los que añaden cosas nuevas  o modifican su adaptación que los que hacen una versión prácticamente igual al original.

En todos estos casos, por supuesto, estamos dando por sentado que la nueva creación original sea bella. De lo contrario, una reproducción perfecta y bella de una obra ya creada por otro es más valorable artísticamente que una nueva creación propia carente por completo de belleza alguna y de buen gusto.

¡Hemos llegado hasta aquí y ni siquiera mencionamos la fotografía! Consideramos necesario primero dejar planteadas estas perspectivas artísticas más generales, que podrán ser aceptadas o no, compartidas o rechazadas, pero examinaremos la cuestión en base a ellas.

 La fotografía no es otra cosa que un retrato tal cual de la realidad, es un claro ejemplo de reproducción de belleza, no de creación. Pero tampoco es una adaptación de la naturaleza con otros objetos diferentes de ésta (como en el caso de un retrato o paisaje dibujado por un pintor o una escultura humana, que además requiere de destreza y talento manual), sino que es la naturaleza misma, que está “fotocopiada” sobre otro objeto (generalmente un papel o una pantalla de pc) gracias a un artefacto tecnológico que tiene la capacidad de hacer esto. El mérito del fotógrafo no es otro que el de estar presente en el momento y el lugar, encuadrar correctamente un paisaje de la naturaleza, una persona,  un suceso o lo que fuera, y oprimir el botoncito. Claro que hay que tener una sensibilidad especial para captar el tiempo y el cuadro justos, y percibir belleza quizá donde otro no la supo ver. También, hoy en día con las cámaras ultra modernas y sofisticadas, se pueden usar miles de recursos con los colores, luces y sombras, el obturador y demás, por lo cual, es evidente que está mucho mejor capacitado para fotografiar quien adquirió esta habilidad para manejar la cámara que el que no lo ha hecho, sin embargo, alguien que no sabe absolutamente nada de fotografía tranquilamente puede tomar también una buena foto, de hecho es muy usual. Esto raramente sucede en las otras artes.
Pero concedamos que un buen fotógrafo, al igual que un artista, debe poseer destreza y técnica, cosa que como señalamos, se aprende en los talleres y academias, aunque en el caso del fotógrafo la complejidad y la incidencia de dicha técnica sea mucho menor que en las otras artes. Planteado esto, ¿es necesario además un talento natural para tomar buenas fotografías, como claramente necesita por ejemplo alguien que pinta la naturaleza? Es difícil decir esto. Quizás sea necesaria una sensibilidad estética y buen gusto, pero no talento, esto es, una facilidad y habilidad natural física y espiritual innata, como requieren quienes se dedican al canto o a la danza.

En cuanto a genio creativo, éste claramente no puede ser aplicado en la fotografía. No se puede crear algo nuevo e inédito en el mundo a través de esta actividad, se podría quizás montar escenas imaginadas por el propio fotógrafo o por otro, siendo el retrato de esa escena, bella, pero nuevamente, la belleza no es de la foto por sí misma, sino que reproduce la belleza de una escena de la realidad, en todo caso, si se pretende tomar eso como una creación original, este calificativo le correspondería al montaje mismo de la escena, no a la foto.
Si yo tomo una foto del glaciar Perito Moreno, no creé belleza, reproduje la belleza del glaciar. De igual forma, si tomo una foto de una puesta en escena y esa foto es bella, esa belleza no fue creada por la foto, sino reproducida. La escena era bella, y por eso la foto también lo fue. Claro que hay un mérito del fotógrafo en buscar un buen encuadre, tener en cuenta la luz y los colores, etc., pero no crea belleza, la reproduce, con mayor o menor oficio, destreza, intuición y sensibilidad.
Una situación trágica, por ejemplo una madre desesperada o un niño indigente en situación de calle, quizás podrían ser imágenes bellas cuando son captadas por la cámara. Esta imagen bonita que se ve en la foto, ¿es gracias a un talento del fotógrafo de convertir una situación triste en una imagen bella? ¿O es que ese cuadro triste de la realidad conllevaba belleza en sí misma, y el fotógrafo sólo tuvo la sensibilidad de captarla y encuadrarla? Yo me inclino por esta segunda explicación. Casi cualquier cosa, cualquier objeto, persona, paisaje o escena de la realidad, si es recortada y aislada de su entorno, circunscrita, encuadrada y enmarcada (es decir, en otras palabras, fotografiada) va a resultar bella. Unas babosas arrastrándose por el patio de la casa de alguien, no sé si es una imagen bella de la realidad, más bien puede resultar repulsivo para algunos. Sin embargo si yo hago foco quizá en una de las babosas, logro un buen enfoque y la capturo con mi cámara justo cuando estaba sobre una flor, probablemente saldrá una buena fotografía. Esa imagen bella no fue creada por el fotógrafo, simplemente fue percibida por él y luego capturada. Quizás agregue un pequeño plus con el encuadre, el recorte de la imagen, la posición elegida, utilizar tal vez el blanco y negro, el sepia o alguna otra técnica propia de la cámara que produzca un efecto sobre la imagen.

De todas formas, es evidente que hay fotos artísticas, cuando existe una intención de exponer algo bello y a la par transmitir un sentimiento, transportándole una carga subjetiva a la imagen. Tampoco se puede ser tan obstinado de negar todo valor artístico a la fotografía, que evidentemente lo tiene. Pero claramente no toda fotografía es arte. Si yo les saco una foto a mis amigos en un cumpleaños alrededor de la torta o si un flogger se autorretrata para exhibir su flequillo al mundo virtual, seguramente eso no tenga nada que ver con arte, aunque con un afán “artístico” estas fotos fueran tomadas en blanco y negro.
El arte a través de la fotografía se manifiesta cuando hay una finalidad del fotógrafo de transformar la naturaleza a través de su mirada, el enfoque elegido, o produciendo efectos visuales sobre la misma, procurando transmitir de este modo una subjetividad particular y una imagen bella que de por sí no brindaba en igual magnitud la naturaleza en crudo sin ese recorte particular. Aún así, este margen es muy acotado (hablamos de la fotografía pura, sin tener en cuenta toda la posproducción y modificación de las imágenes que es posible realizar actualmente a través de diversos programas de computación, labor que evidentemente reviste un importante proceso creativo y artístico).

De la misma manera que antes distinguimos entre un virtuoso con genio creativo y otro sin él, señalando que si bien ambos son artistas, uno podría ser mejor considerado que el otro, cabría señalar quizá que un arte en el que prácticamente no se puede emplear genio creativo, o al menos esta chance está muy limitada, es inferior que los que sí conllevan esa posibilidad en un grado infinitamente superior, porque tal acotamiento imposibilita al artista de poder desenvolver la capacidad creativa. Desde esta perspectiva entonces, la fotografía vendría a ser, en todo caso, un arte menor.


Fotografía: "Sonámbulos" de Luis Beltrán

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