viernes, 19 de octubre de 2012

Sui Generis: único en su especie

Aunque pudiera resultar una cosa por demás trillada y hasta "kitsch" por lo gastado a esta altura, siempre es un acto de justicia reivindicar y destacar la obra que nos legó Sui Generis, una de las joyas más valiosas dentro del tesoro artístico de la humanidad, que merece ser reconocida, disfrutada y admirada en el mundo entero.

Impecable desde lo musical, hasta en el más pequeño arreglo Charly García destila un talento y una sensibilidad musical increíble y única. Sus melodías son tan preciosas que enseguida cautivan hasta a quien carezca por completo de cualquier inclinación hacia la música. Sus voces, tan pulcras y armoniosamente combinadas, estremecen.
Con una originalidad peculiar, su música nos eleva a una experiencia poética donde además de lo musical subyace un plano literario, en el que cada canción pareciera convertirse en un pequeño cuento encantador.

Poesía, belleza, creatividad, inteligencia, profundidad, rebeldía, crítica social, sensibilidad, melancolía, en un grado llamativo en muchachos que apenas pasaban los veinte años, hay condensados en los pocos discos que grabaron (tres de estudio), donde cada canción es una pieza clásica e inolvidable de la música contemporánea, y que, a quienes no vivimos esa época, nos da la impresión de que representaran la voz de una generación.


Fue hace poco que me volví a sumergir en la obra de Sui Generis, esta vez desde una mirada más analítica de la que puede tener un adolescente, y la emoción producida ante semejante creación artística fue tal que siento la necesidad de reivindicar una vez más al genio de Charly García. Al de antes, flaco, bardero y reventado; al nuevo, gordito, sedado y bonachón. Esté como esté, Charly siempre va a tener una faceta excepcional, porque él es esencialmente eso; un ser excepcional. No una oveja más del consabido rebaño, y eso está clarísimo en toda su vida y obra.


Quienes, sin conocer su trabajo, tienen determinados prejuicios sobre él por su anterior faceta de escándalos mediáticos y demás, debieran adentrarse profundamente, con alma y vida (como requiere en realidad toda creación artística para ser verdaderamente sentida, percibida y captada) en la obra de Sui Generis para no perderse a un artista inigualable.

En su carrera solista, al virar más hacia el rock, sus composiciones fueron tornándose algo más mediocres y anodinas a mi criterio, por las propias características y limitaciones del género.

En Sui Generis es donde se trasluce de modo más diáfano y prístino el chico introspectivo y sensible, pero también rebelde y mordaz que siempre en el fondo fue Charly, más allá de la pantomima de rockstar que conocimos los que vivimos los noventas.


Artísticamente, hallo difícil que la obra de Sui Generis pueda jamás ser superada por nadie.


Y a pesar de todos sus afamados hits de fogón, elijo para acompañar esta reivindicación una canción no tan congraciada, sencillamente porque es extraordinaria y porque el fragmento a partir de "Yo crecí con sonrisas de casa ..", es lo más cercano musicalmente a "lo sublime" de lo que hablaron algunos filósofos y estetas.


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