lunes, 27 de junio de 2016

Gracias Messi, gracias Selección


El empate de la selección argentina de fútbol frente a Chile en la final de la Copa América, que derivó en una injusta derrota por penales, volvió a reflotar, como era previsible, ciertas críticas de quienes increíblemente aún cuestionan a Lionel Messi, aunque son expresiones cada vez más minoritarias e irracionales. Las diatribas evidentemente se han potenciado debido al hecho de que justo el 10 falló su penal en la definición.
La postura de quienes son críticos del astro ha de estar teñida de una alta dosis de saña personal e incomprensible, o bien de ignorancia futbolística, ya que los hechos deportivos hablan por sí mismos: con apenas 29 años recién cumplidos, Messi ha batido el récord de Gabriel Batistuta y se ha consagrado como el máximo goleador de la historia de la selección argentina, con un asombroso promedio de medio gol por partido. Su rendimiento, tanto en Barcelona como en la selección, es prácticamente siempre superlativo, y ya casi nadie discute que es el mejor jugador del mundo, muchísimos sostienen que de la historia. El amor y la admiración que genera se han visto notablemente reflejados en esta Copa América, con estadios enteros repletos de hinchas de todas partes venerándolo.
En los últimos tres años, la selección argentina ha jugado consecutivamente las tres finales de los importantísimos torneos que se han disputado (un mundial y dos Copas América), perdiéndolas inmerecidamente, y se ha mostrado claramente como el mejor seleccionado del mundo, en cuanto a solidez, nivel de juego e individualidades.
Evidentemente, en estos extraordinarios logros -que no son debidamente reconocidos por la circunstancia de no haber ganado la copa, culpa del azar y la fatalidad que en todo deporte tienen su injerencia- la participación de Messi ha sido determinante. ¿Acaso habría llegado a las finales Argentina sin él?
Pero nada es suficiente dentro del elevado grado de fanatismo y exitismo que rodea al fútbol, que muchas veces es exacerbado por los periodistas deportivos, quienes en vez de analizar fríamente estos increíbles logros individuales de Messi y grupales de la selección, pretenden, como el más básico de los hinchas, la ridiculez de que haga tres goles por partido y gane, él sólo, finales contra los mejores equipos del mundo.
Todos lo quieren y es nuestro. Nos representa, tanto deportivamente como fuera del campo de juego, con una ejemplaridad notable. Pero él, seguramente intuyendo esta oleada de críticas que se venían luego de fallar el penal, ha decidido abandonar la selección.
Este equipo, y Lio en particular, nos han llevado a lo más alto del fútbol mundial, y nos dan motivos para agrandar el orgullo de ser argentinos.
Ojalá, cuando las cosas se calmen un poco, Lío revea esta decisión y nos salve de la abulia de tener que mirar los partidos de la selección sin él en la cancha,

Ojalá nos perdone, una vez más.

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